Nada más terapéutico que reirse de los propios defectos. Es lo que defiende el actor francés Christian Clavier, y la prueba de que funciona es «Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?», la película más taquillera del año en Francia, que aborda desde el humor los prejuicios racistas.
Tras haber seducido a más de 12 millones de espectadores al otro lado de los Pirineos, este fin de semana desembarcan en España los Verneuil, un matrimonio católico y tradicional que aspira a casar a su cuarta hija por la Iglesia, después de que las tres primeras hayan optado por un marido musulmán, un judío y otro chino.
«La buena comedia sólo puede hacerse con personajes que tienen muchos defectos», opina en una entrevista con Efe Clavier, en la ficción, el envarado señor Verneuil. Y la afirmación viene de todo un experto en el tema, protagonista de otros grandes éxitos franceses como «Los visitantes» o las primeras «Astérix y Obélix».
«Creo que una de las claves del éxito de la película es que se tratan problemas reales y actuales de una manera divertida. No se intenta dar lecciones al espectador. Si quieres ver algo que te interesa detrás, lo puedes hacer, pero sigue siendo una comedia para entretener y hacer reír», asegura.
Dirigida por Philippe de Chauveron, «Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?» lleva recaudados más de 85 millones de euros sólo en el mercado francófono. En Alemania es la segunda más taquillera del año, después de «Transformers».
Sin embargo, en Estados Unidos, ha topado con un problema de distribución, al ser percibida como racista. Clavier lo achaca a la carencia de un sentido del humor «fino» por parte del público estadounidense.
«La sociedad norteamericana tiene un problema con el humor. Cuando hacen comedia, el humor tiene que ser muy grueso para que pase. Ellos han hecho »Adivina quien viene a cenar esta noche», que es una película seria (también sobre el racismo), nosotros hemos hecho una película divertida», defiende.
«Somos distintos, somos latinos, tenemos una distancia con los problemas que ellos no tienen. No es una crítica, es una diferencia. ¿Significa esto que ellos tengan menos prejuicios?. Ahí lo dejo», añade.
No obstante, en opinión del actor, de 62 años, el matrimonio ficticio que forma con Chantal Lauby no es racista. «La palabra racismo es muy fuerte, hablamos de prejuicios, de miedo, de reacciones que tienen un color racista, pero no creo que sean racistas».
«Todo esto es mucho más complejo, y eso es lo bueno de la risa, que permite conservar la complejidad, evitando ser caricaturesco», precisa el actor, que desde hace un par de años reside en Londres para evitar «el acoso mediático».
«He tomado distancia con un mundo mediático extremadamente agresivo, especialmente con el expresidente de la República -Nicolas Sarkozy- y todas las personas que estaban a su alrededor», afirma Clavier, amigo de Sarkozy, al que apoyó públicamente en campaña electoral.
Su carrera, eso sí, sigue plenamente vinculada al cine francés. Acaba de rodar «Une heure de tranquilité», de Patrice Leconte, con Rossy de Palma, y se prepara para la tercera entrega de «Los Visitantes», de Jean Marie Poiret, una cinta que en su momento batió todos los récords del cine francés.
En esta tercera entrega, él y Jean Reno viajarán a la época más sangrienta de la Revolución Francesa, la del terror jacobino.
«Las dos familias se enfrentarán en un momento extremadamente violento de la historia de Francia y a la vez muy fundador de lo que somos hoy como sociedad hoy. Es una falsa película de época que habla mucho de hoy», explica.
También está sobre la mesa ya una segunda parte de «Dios mío, ¿pero qué te hemos hecho?», que Clavier apoya completamente. Y es que en el caso de las secuelas, opina, ahí sí conviene imitar el modelo de EE.UU.
«Para competir con el cine estadounidense tenemos que tener los mismos reflejos, si no queremos vernos limitados a un cine de festival, mientras el público va en masa sólo a ver películas americanas», señala.