Un residente en Piornedo, una pequeña aldea en la parroquia de Donís, en Cervantes (Lugo), en pleno corazón de Os Ancares, ha denunciado hoy que varios núcleos poblados de la zona ya están «rodeados» por un fuego «totalmente fuera de control» y ha asegurado que faltan medios de extinción para salvar esta reserva de la biosfera.
Este vecino de la Reserva de la biosfera de Os Ancares Lucenses, y Montes de Cervantes, Navia y Becerreá, que ha preferido mantener en el anonimato su identidad, ha destacado, en declaraciones a EFE, la magnitud de las llamas que se ven a varios kilómetros de distancia.
El fuego de Cervantes empezó el pasado jueves a las 22.10 horas y, aunque anoche quedó controlado, ha vuelto al estado de activo tras afectar a al menos setenta hectáreas.
Esta misma mañana los servicios de emergencias han decretado la situación dos, de riesgo real para la población, por la proximidad de las llamas a núcleos poblados.
«El incendio empezó el jueves por la noche en una zona de gran valor medioambiental, en el bosque de Avisedo de Vilarello, pero no hay suficientes medios y ahora está totalmente desmadrado, faltan medios aéreos», ha comentado este residente en la zona.
Las llamas «están rodeando aldeas» y los vecinos dudan de si conseguirán salvar sus casas, ubicadas en pequeños núcleos con unos quince residentes cada uno.
«Ahora las llamas son impresionantes, parece que están totalmente fuera de control. Nunca empiezan solas y estos días no cayó ni un solo rayo -ha dicho sin descartar que el fuego sea provocado-. Están arrasando Os Ancares y empiezan en el núcleo, en el corazón», ha detallado.
Los residentes en Piornedo acudieron por la mañana a Vilarello, de donde vienen las llamas «a gran velocidad» en este momento, para ayudar en la extinción y evacuar a los vecinos de sus viviendas, pues los servicios de extinción ya pidieron que abandonasen sus casas.
«Hacen falta refuerzos aéreos, esto las personas no lo paran. Aquí está todo el mundo ayudando, pero necesitamos que pidan ayuda a donde sea porque esto es una barbaridad, una masacre, un dolor de corazón. Es como la catástrofe del Prestige del monte», ha concluido.