Pasar el rato frente a una pantalla no tiene por qué ser considerado como una pérdida de tiempo por parte de muchos padres. Los videojuegos han evolucionado y su uso ya no implica que los hijos se pasen horas sentados. Precisamente para evitar un estilo de vida sedentario, los expertos recomiendan elegir videojuegos activos, según se ha publicado en la revista ‘Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine’.
Aumentan su tasa cardiaca, usan más oxígeno y gastan más energía. Los videojuegos activos pueden aportar una serie de beneficios a los jóvenes aunque no hay que caer en el error de considerar que pueden suplir al deporte ya que no equivalen a la cantidad de actividad física recomendada ni se gasta el mismo número de calorías necesario para prevenir o combatir la obesidad.
Para llegar a estas conclusiones se ha realizado un estudio en el que han participado diez chicos y ocho chicas de entre 11 y 15 años de edad que jugaron a dos videojuegos activos que emplean un sensor estilo cámara web y tecnología de software para detectar el movimiento corporal de los jugadores.
Los juegos, ‘Dance Central’ y ‘Kinect Sports: Boxing’, aumentaron en un 150 por ciento el gasto energético en los niños, y en un 263 por ciento en el caso de las niñas, lo que supone un incremento porcentual del 103 y el 194 respectivamente con respecto a los videojuegos tradicionales.
Además, los juegos activos también aumentaron de manera significativa la tasa cardiaca y la utilización de oxígeno. De esta forma se presentan como una buena media para fomentar la actividad física entre los jóvenes, para que se muevan mientras juegan, pero sin olvidar que el deporte debe estar presente en las actividades cotidianas.