Era un modelo ampliamente aceptado, pero ahora los científicos han podido refutar la teoría, que se había dejado olvidado durante décadas. La teoría señala que nuestra Luna se formó hace 4.500 millones de años del impacto en la Tierra de un planeta del tamaño similar a Marte, llamado Theia, que se descompuso en pequeñas partículas.
Estas partículas se volvieron a unir, dando lugar a la Luna. Esta teoría había quedado en el olvido al no poder demostrarse la composición química del satélite terrestre. Pero ahora, una investigación llevada a cabo por un científico del Planetario de la Universidad de Whashington en Saint Louis (Estados Unidos), y publicada en Nature, hace un avance. Así, se tiene en cuenta que Theia se originó por diferentes elementos del sistema solar con ciertos isótopos elementales.
Los trabajos de los últimos años han demostrado que la Luna y la Tierra tiene idénticas proporciones istópicas de oxígeno, titanio, cromo y tungsteno. Los científicos aseguran ahora que han resuelto el enigma químico y así se confirma la teoría del impacto. Despés de analizar una serie de rocas de la Luna traídas a la Tierra en las diferentes misiones Apolo, se ha descubierto que carecen de muchos elementos volátiles que caracterizan a las rocas de la Tierra, especialmente el zinc.
Esta volatilidad, la capacidad de pasar de un estado líquido a gaseoso, sólo se podría dar debido a una evaporación importante, que según el investigador sólo se puede deber a un gran impacto. El estudio asegura que fue necesaria una fusión de dos cuerpos que proporcionaron el calor necesario para evaporar el zinc.
Precisamente el asunto de los elementos volátiles era uno de los escollos para afinazar esta teoría. Todos los estudios realizados hasta la fecha hacía inconsistente la teoría debido a las las relaciones que había entre los elementos volátiles de la Luna.