Ha relatado que la tripulación prácticamente desapareció y la gente se tuvo que organizar por su cuenta, además de que a los pasajeros españoles sólo se les informó de que fueran a los camarotes porque se había producido una «avería eléctrica».
Según el letrado, la compañía ofrece 11.000 euros de indemnización a cada perjudicado por las secuelas psicológicas, una cantidad que les parece «insuficiente», por lo que estudiarán un término medio entre esta cifra y los 125.000 euros por persona.