Unas letras de cuatro metros de altura han adornado el suelo de este tramo del municipio de la comarca del Maresme, donde está enterrado.
De este modo, Sinera –tal como denominó el propio Espriu a Arenys de Mar en su obra– ha renacido en esta Diada con la Via Catalana, que a su paso por este municipio ha reunido a más de 4.000 personas y 200 voluntarios, según la ANC.
Ha ocurrido con un ambiente muy festivo, animado por entidades de cultura popular que se ha iniciado durante las horas previas a la cadena humana y que la lluvia intermitente no ha ensombrecido.
SIN CAMPANAS
Aunque estaba previsto el repique de la iglesia de Santa Maria, finalmente las campanas han sido substituidas por los gritos de »Independència».
«Si no nos damos prisa, no lo veré», ha afirmado a Europa Press Rosa Alsina, vecina de Arenys de Mar que a sus 79 años ha explicado que todavía recuerda la multitudinaria llegada del exilio de Josep Tarradellas a Sant Boi de Llobregat (Barcelona).
Familias enteras han llenado el municipio para reclamar la independencia en una jornada que han calificado de histórica y que pretende poner los ojos del mundo en Catalunya.
La anécdota en Arenys de Mar la han protagonizado los espontáneos, como un conductor de Renfe que ha hecho sonar la bocina del convoy a lo largo del recorrido y un esquiador acuático que ha entrado en el puerto con una »estelada»: ambos han sido ampliamente aplaudidos por los asistentes.
En total, Arenys de Mar ha acogido ocho tramos de la cadena humana, a la que una »estelada» gigante ha dado la bienvenida a los participantes desde la carretera N-II.