A lo largo del tiempo la mujer ha ido sustrayendo, además, otros efectos de valor.
Al principio, los hurtos pasaron desapercibidos, ya que las joyas no eran usadas por sus propietarios de forma habitual pero finalmente acabaron por darse cuanta que falta gran parte de ellas cuando fueron a hacer uso de las mismas.
En un principio, los denunciantes no sospecharon de su empleada, con la que mantenían una relación laboral de varios años.
Sin embargo, las gestiones de la Policía permitieron saber que la autora había sido la mujer, quien justificó los hurtos alegando que pasaba por una mala racha económica y que necesitaba dinero para pagar el material escolar de sus hijos.