Fue un vecino quien comunicó a la Guardia Civil el hallazgo casual de lo que parecía un proyectil militar, encontrado en una finca de labor.
Trasladados los especialistas al lugar, comprobaron que se trataba de un proyectil militar y , tras inspeccionarla visualmente, con las reglamentarias medidas de seguridad fue trasladada a un paraje próximo donde fue destruida, de manera controlada.
La presencia de esta munición hay que situarla en los enfrentamientos bélicos de la Guerra Civil. En las proximidades del hallazgo se enfrentaron entre el 29 de marzo de 1937 y el 2 de abril del mismo año nueve batallones del Ejército Popular de la República al Mando del Capitán Navamuel con una batería de 155, una de 105 y otra de 75/28 junto con mortero de 81; y tropas rebeldes al mando del Teniente Coronel Sagardía con fuerzas del 8ª Batallón San Marcial, una sección de Caballería del Regimiento España, dos secciones del Regimiento América, tres escuadrones del Ceriñola, una centuria de la 5ª Bandera de Falange y dos baterías del 11 Regimiento Ligero de Burgos.