Las Turbas conquenses, las tamboradas albaceteñas, el silencio procesional de Toledo y los pasos de Ciudad Real serán, a partir de este Domingo de Ramos, los protagonistas de la tradicional y turísticamente reconocida Semana Santa castellano-manchega.
Así, la Semana Santa de Cuenca cuenta con el reconocimiento de fiesta de Interés Turístico Internacional y es que cada año miles de personas acuden a esta ciudad para vivir en primera persona las tradicionales procesiones entre las que destaca la del »Camino del Calvario», más conocida como las »Turbas», según datos recogidos de la web oficial de Turismo de Castilla-La Mancha.
En ella, los turbos se mofan de la imagen del Redentor haciendo resonar sus trompetas y redoblando sus tambores, mientras que beben »resoli», el licor típico de Cuenca, para combatir el frío de la noche. Así, cada año, a las 5.30 horas del Viernes Santo, tres hermandades hacen pública su fe procesionando por las calles de Cuenca.
El desfile procesional comienza en la Iglesia Parroquial de El Salvador, desde donde las turbas, acompañadas por el estruendo de sus tambores y del sonido de sus estridentes »clarinás», realizan su salida.
La procesión desciende hacia la parte baja de la ciudad por la Puerta de Valencia y, tras desfilar por Carretería, asciende hacia la Plaza Mayor por las calles de San Juan y Alfonso VIII donde finalmente alcanza la Plaza Mayor haciendo un breve receso.
TAMBORADAS DE HELLÍN Y TOBARRA
También bajo la declaración de Interés Turístico Internacional, los municipios albaceteños de Hellín y Tobarra celebran en estas fechas sus tradicionales Tamboradas de Semana Santa.
En Hellín, las Tamboradas constituyen un multitudinario rito en el que impera la participación y la convivencia entre los cerca de 20.000 tamborileros que participan, bien de manera individual, o formando grupos o peñas, en los redobles típicos que se interpretan de manera ininterrumpida.
Las Tamboradas transcurren entre el incesante y ensordecedor rugido de los miles de tambores, pudiéndose también apreciar exhibiciones de este tipo «en el redoble y sanos piques» entre peñas por imponer su toque.
Por otro lado, en Tobarra, son muchos y variados los toques que interpretan los miles de tamborileros durante las 104 horas ininterrumpidas de toque permitido, que van desde las 16.00 horas del Miércoles Santo –con la Tamborada Escolar–, hasta las 24.00 horas del Domingo de Resurrección.
El Viernes Santo se vive el momento más sublime de la celebración de Tobarra con la bendición que imparte el Cristo articulado en el Calvario. En este momento, todos los tambores rompen a tocar y posteriormente, suena el »Mektub», una partitura musical fúnebre e intensa que acompaña este importante acto de la Semana Santa torraleña.
EL SILENCIO PROCESIONAL DE TOLEDO
La Semana Santa de la capital castellano-manchega, declarada de Interés Turístico Nacional en 1992, destaca por el gran recogimiento y belleza que ofrecen las procesiones entre las estrechas y recónditas calles de Toledo.
Entre las cofradías y hermandades, destaca la Real Cofradía de la Santa Caridad –la más antigua de la ciudad, fundada en tiempos de Alfonso VI en 1085– de la que conmueve su austeridad y el silencio procesional que protagoniza el Martes Santo, con su Cristo de la Misericordia.
El Miércoles Santo, del Convento de Santo Domingo el Real sale la Hermandad de los Caballeros Penitentes de Cristo Redentor, que sorprende por el tañido de la campana en el silencio de las calles toledanas y la entonación del canto del Miserere.
LOS PASOS DE CIUDAD REAL
La Semana Santa de Ciudad Real, que es el legado histórico de las distintas culturas que han pasado por la ciudad, conserva la austeridad, recogimiento y penitencia de sus comienzos, que le han otorgado la declaración de Interés Turístico Nacional.
Esta celebración, desde el punto de vista artístico y cultural, recoge lo mejor de cada siglo, por lo que los visitantes podrán encontrar entre sus 34 pasos, tallas de los siglos XV y XVIII, con obras de afamados escultores como Castillo Lastrucci, Illanes o Claudio Riuis.
Las procesiones, en las que participan miles de personas, comenzarán a salir el Domingo de Pasión, pero las más importantes son la del Viernes Santo, por las innumerables saetas que se cantan a su paso, y la de la madrugada del Jueves Santo.
En esta última, salen los penitentes, muchos de ellos con cadenas, para acompañar al Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen del Mayor Dolor, alumbrados por la luz de las antorchas que portan en sus manos, en una procesión silenciosa en la que tan solo se oye el rezo del Vía Crucis.