Parece que siempre es más fácil votar Si (en positivo) que No ( negativo). Pero esta vez ganó el NO, porque en realidad era el SÍ. Sí a mantenerse en el Reino Unido; Si a seguir en la Unión Europea; Sí a continuar con la Libra como moneda; Sí a tener como Jefe de Estado a su Graciosa Majestad Elisabeth. Sí a respetar más de trescientos años de prosperidad, civilización y oportunidades de desarrollo para los escoceses dentro del Imperio Británico.
Pero también es un Sí a un cambio en la distribución de poderes en el Reino Unido. Las últimas ofertas de Londres harán que Escocia llegue a tener las competencias de una Comunidad Autónoma española. Porque más no se puede tener. Los escoceses han ganado votando el NO, porque en realidad era un SI.
La independencia es utopía y retroceso
En un mundo Globalizado la independencia total es una utopía y un retroceso. Es básicamente reaccionaria. De hecho las viejas naciones Europeas han renunciado a gran parte de su soberanía porque es lo mejor para sus ciudadanos. Así que dividirse es retroceder.
¿Cuál sería el peso de un pequeño país en la gran Europa? Muy poco. De hecho son los cinco grandes los que mandan en sus Instituciones. Si alguna vez hay un representante de los “pequeños” es con la anuencia de los poderosos, a los que sabe que debe su puesto y cuyos intereses defiende, especialmente si es Alemania su protectora.
La descentralización administrativa y política supera la independencia
Hoy, incluso, podríamos pensar que con los procesos de descentralización administrativa y política (que no independencia), muchos de los territorios que fueron colonias y ahora son Estados independientes, estarían mejor con cualquiera de las fórmulas de adhesión que ahora hay: autonomía, federalismo… Sólo las oligarquías caciquiles de los “nuevos Estados” se lucran de esa soberanía, que muchas veces es ficticia en manos de ellas en alianza con poderosas multinacionales.
No hay que engañarse, detrás de algunos grupos que lideran esas “ansias de independencia” hay intereses económicos personales y “egos” excesivos. En eso el No a la independencia si es un No. No a dejar que mangoneen unos pocos, sin el contrapeso de criterios más amplios.
En realidad hay que aspirar a ser ciudadano del mundo. Lo universal permite más libertad que lo local.