La economía española es más grande que hace treinta o cuarenta años, pero ni el euro, ni el AVE, ni la Unión Europea, ni sucesivos récords turísticos han cambiado la estructura del sistema que sigue igual que en 1959.
El juego más o menos funciona así: el crecimiento de la economía española siempre se acompaña del aumento de las importaciones y la caída de las exportaciones; después de unos meses de expansión económica, la factura de las importaciones se hace insoportable; llegan las “vacas flacas” en forma de devaluación de la peseta — cuando existía-, después del lanzamiento del euro, de reducción de plantillas y devaluación de sueldos: con menores costes laborales, la economía española se vuelve más competitiva, y reanuda la exportación y el crecimiento…
Hasta que el déficit comercial insoportable provoca una nueva crisis. El artículo completo en www.lainformacion.com