¿Acto de guerra, terrorismo o simple error de unos descerebrados?, lo importante es llegar a un acuerdo para castigar a los culpables
Obama frunce el ceño y pide una investigación independiente. El presidente chino, habitual aliado de Moscú en asuntos polémicos, también dice estar consternado y reclama una investigación “justa y objetiva”. El siniestro afecta a ciudadanos inocentes de diez nacionalidades y la ONU entra en escena con argumentos parecidos.
Pero es en Europa donde la indignación debería ser mayúscula. O, mejor dicho, en la Unión Europea, porque la inmensa mayoría de los fallecidos son holandeses, además de una decena de británicos. Todos ellos, víctimas inocentes de un conflicto que a Rusia le interesa mantener para no perder influencia sobre Ucrania y que la comunidad internacional no ha sabido parar a tiempo. Hasta que llegó el desastre.
Se buscan culpables
Dice la prensa rusa en inglés que la Unión Europea evita señalar a un posible culpable mientras no haya una investigación concluyente, pero que sus dirigentes advierten de duras consecuencias. Hilary Clinton opina que es un asunto europeo, por la nacionalidad de las víctimas, y es el viejo continente el que debe reaccionar.
La comunidad internacional contuvo el aliento tras los atentados del 11-S a la espera de la reacción de Bush. No es ese el estilo europeo, desde luego, pero algo tendrán que hacer para evitar que vuelva a suceder algo parecido. El problema es cómo. Como siempre.
Aunque todos los dirigentes del mundo tienen en la retina a Vladimir Putin, ninguno quiere decirlo abiertamente. Mientras se esperan los resultados de una investigación que posiblemente se desarrolle en Rusia (han enviado a Moscú las cajas negras del avión) la burocracia comunitaria lo deriva todo a una reunión que se celebrará próximamente y en la que ya hay establecidas una serie de nuevas sanciones destinadas a presionar al amo del Kremlin. Ni siquiera se piensa en aumentarlas si llega a establecerse la responsabilidad de Moscú en lo ocurrido.
No se debía sobrevolar la zona
Incluso se comenta la responsabilidad indirecta de la compañía aérea por sobrevolar una zona que, aunque no estaba prohibida, era de lo más desaconsejable porque los rebeldes prorusos se dedicaban a la caza del aparato ucraniano y ya se habían cobrado algunas piezas. Asunto zanjado, porque la Malasyan Airlines ya tiene su castigo, ¿quién puede pensar ahora en tomar ahora un avión suyo?
El problema es señalar al resto de los culpables. Por ejemplo, si los ministerios de defensa europeos sabían que los rebeldes tenían misiles tierra-aire SA Buck, proporcionados por Rusia, ¿por qué no habían prohibido a los vuelos desde y hacia Europa sobrevolar tan peligrosa zona?
Hay antecedentes similares
Por mucho que sorprenda, resulta que ya se han producido antes hechos similares. Incluso Estados Unidos, en plena crisis con Irán, derribó en 1988 un avión de pasajeros de ese país. Miró hacia otro lado al principio, pero algunas horas después admitió el error y la culpa del desastre. La Unión Soviética hizo algo parecido con un avión coreano en 1983 y a un avión siberiano le ocurrió lo mismo en Ucrania precisamente.
Cuando uno toma un avión en un país en paz y se dirige a otro similar nunca piensa que le van a llevar por encima de una zona peligrosa, es decir, con riesgo de que el aparato pueda ser atacado. La del este de Ucrania entre los separatistas rusos y el gobierno de Kiev no es una guerra abierta, sino un conflicto de baja intensidad sostenido por Moscú, pero ha demostrado ser más peligroso que muchos otros.
Si la comunidad internacional se hubiera ocupado del tema en serio, quizá no habría ocurrido este desastre. Ahora es el momento de hacerlo para que no se repita. Pero para ello es preciso encontrar a los verdaderos culpables y a quienes les apoyan.