Los mercados europeos arrancan el mes de marzo sedados. El Banco Central Europeo (BCE) pondrá en marcha este viernes día 6 de marzo el programa de compras de deuda pública de 60.000 millones de euros mensuales y la proximidad de las medidas está provocando una gran rebaja de las rentabilidades de los bonos de la periferia europea y de los diferenciales con Alemania. Aunque estas compras estaban ya totalmente anticipadas por los inversores, su efecto inicial esta siendo significativo. La prima de riesgo de España cae por debajo de los 98 puntos básicos, lo que supone un gran descenso superior al 5%.
Europa empieza a adentrarse en territorio desconocido y la Europa periférica lo está celebrando a lo grande. Además de la española, la prima de riesgo italiana también se reduce alrededor de un 5%, la griega cae en torno al 3% y la de otro país en apuros como Francia lo hace alrededor de 1,5%. Unos descensos muy pronunciados que no hacen sino dar continuidad a la gran sacudida que el QE de Mario Draghi ya ha provocado en los mercados de deuda de la región.
Se están produciendo movimientos muy violentos, difíciles de justificar a la vista de la situación de los países que mas se están beneficiando de las medidas. Ahí está el caso de un país intervenido como Portugal. La rentabilidad de sus bonos a 10 años se sitúa por debajo de la de Estados Unidos. Una situación absolutamente anormal que demuestra hasta qué punto los mercados están totalmente intervenidos por las medidas sin precedentes del BCE.
Por su parte, las bolsas están mucho más tranquilas esta mañana. El Ibex 35 cede alrededor de medio punto porcentual esta mañana tras las importantes subidas de la semana pasada que le permitieron escalar por encima de los 11.000 puntos. El resto de bolsas europeas evolucionan más o menos en la misma línea, muy tranquilas tras el acuerdo griego y a la espera de las nuevas explicaciones del BCE, que se reúne el próximos jueves.
¿Qué cabe esperar ahora? Los analistas de Bankinter apuestan porque “las rentabilidad de los bonos caerán aún más y eso tendrá una doble consecuencia sobre las cotizaciones de las compañías: por una parte, las valoraciones mejorarán ya que los flujos estimados se descontarán a tipos inferiores a los actuales; por otra, una parte de las inversiones en bonos se desplazará hacia las bolsas, consecuencia de la presión de dinero del BCE. Es decir, una vez las rentabilidades de los bonos se reduzcan lo suficiente será lógico realizar algunos beneficios y buscar otros activos con mejores expectativas. Es a partir de ese momento cuando las bolsas aumentarán más su atractivo, especialmente aquellas compañías con rentabilidades por dividendo significativas”.
La foto fija de las rentabilidades de los bonos en la zona euro dice que un buen puñado de países se está financiando ya gratis a pesar de que, a priori, las situación de sus economías no lo justifica. Ahí esta el caso de Italia, que aunque sigue luchando por dejar atrás la recesión, la semana pasada colocó letras a seis meses a coste cero. En plena recuperación ya, España repetía hazaña a un plazo más corto de tres meses por primera vez en la historia. Dicho de otra forma, el QE del BCE se ha convertido en un regalo impagable para las economías del sur de Europa, cuyos costes de financiación se han desplomado hasta límites insospechados.
Esta semana, Francia -este lunes-, Grecia el miércoles y España el jueves vuelven a emitir deuda en el escenario más favorable posible. Incluso, España se está planteando volver a emitir a un plazo de 50 años para aumentar la vida media de la deuda y reducir en posible la factura de los intereses. La ocasión es histórica.