Las infecciones por este microorganismo pueden ser graves y suelen manifestarse de manera epidémica, siendo objeto de interes mediático en esos momentos.
Desde el punto de vista de su presentación clínica, se trata habitualmente de una «neumonía atípica», que muestra casi siempre una amplia variedad de síntomas generales: Fiebre, malestar general, dolor de cabeza, molestias gastrointestinales (náuseas, vómitos, diarrea…), y sintomas respiratorios, como: tos seca, o con expectoración (ocasionalmente con sangre), dolor de costado, etc.. y, a veces; sensación de ahogo (disnea), que indica ya un cierto grado de insuficiencia respiratoria. En momentos de epidemia por Legionella, los Servicios de Urgencia son los puntos del Sietema Sanitario que suelen dar la «alarma», al encontrar un aumento de incidencia significativo de procesos neumónicos.
Ante este cuadro clínico, el médico de Urgencias puede sospechar una legionellosis y, en el interrogatorio, debe preguntar si existen casos similares en el entorno del paciente (familia, trabajo…) ya que este microbio suele anidar, y multiplicarse, en dispositivos de canalización de aguas, aire acondicionado etc…desde donde se transmite al medio externo, e infecta a las personas que conviven en esos lugares. De hecho esta enfermedad se denomina «Enfermedad de los legionarios», al ser descrita por primera vez en una convención de legionarios americanos, celebrada en un «inmueble contaminado».
También es importante preguntar por antecedentes personales, pues el tabaquismo, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la diabetes y otras enfermedades en las que hay disminución de defensas, predisponen a esta infección. En el examen físico, los pacientes están febriles y bastante afectados. En ocasiones, tienen aumento del trabajo respiratorio y auscultación pulmonar patológica. En los análisis de laboratorio suele existir aumento de los globulos blancos. como en muchas otras infecciones, y, en casos de insuficiencia respiratoria, alteraciones en los gases sanguineos. La radiología de tórax suele mostrar infiltrado/os pulmonares «parcheados», más o menos extensos.
Con todos estos datos, la manera más rápida de aproximar el diagnóstico es la demostración de antígeno de legionella en la orina del paciente, que tiene alta sensibilidasd y especificidad. Cuando es positivo, ante un cuadro clínico característico, se considera diagnóstico de Legionellosis, e indica el ingreso y el tratamiento antibiótico específico.