Las infecciones suelen tener, aparte de datos específicos localizadores, unos datos comunes, cuya sencilla valoración inmediata «a la cabecera del enfermo», ayuda mucho al médico de Urgencia a la hora de establecer la potencial gravedad del problema que está atendiendo e, incluso, la probabilidad de ingreso o alta hospitalaria ya desde esa evaluación inicial.
De hecho, en la infectología moderna, se ha concretado el concepto de «Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS)», que se establece cuando se aprecian al menos dos de los siguientes hechos:
- Fiebre (>38 °C) o hipotermia
- Taquipnea (>20 resp/min)
- Taquicardia (>90 lat/min)
- Leucocitosis (>12.000 leucocitos/cc) o Leucopenia (<4.000 leucocitos/cc).
Como se puede apreciar, los tres primeros datos clínicos se obtienen de inmediato, y el analítico en una hora como mucho, lo que faculta al médico de Urgencias para, mediante su evaluación, establecer si existe, o no, SIRS y la potencial gravedad del problema en función de ello.
Aunque la presencia de SIRS puede deberse a otros procesos, más de la mitad de las veces que se observa, es debido a una infección suficientemente importante como para motivar una respuesta orgánica sistémica y qué, por tanto, debe ser evaluada con prontitud, requiriendo, además, la mayoría de veces, un tiempo de ingreso en Urgencias para apreciar la respuesta al tratamiento antibiótico inicial.
Naturalmente, si el paciente presenta un SIRS muy intenso, o existen otros datos de afectación orgánica asociados, necesitará ingreso hospitalario, y muchas veces valoración por la UVI, ya que el tratamiento precoz, con «mantenimiento hemodinámico intensivo» y antibioterapia intravenosa de amplia cobertura, resulta mandatorio es estas situaciones, por su morbi-mortalidad potencial, y ser «tiempo-dependientes» en cuanto a la iniciación del tratamiento.