Este sangrado puede ser anterior, cuando la sangre sale por las narinas u orificios de la nariz, o posterior, si a sangre cae por detrás de la nariz hasta que es tragada.
Habitualmente esta sucede cuando la mucosa nasal está muy seca y, especialmente, en climas fríos. En esta situación, la mucosa es muy frágil y sangra con facilidad. Habitualmente, no se identifica que la origina pero el uso de anticoagulantes (Ej. Sintrom) o antiagregantes (Ej ácido acetil salicílico) y la hipertensión arterial son factores de riesgo que favorece la aparición y la persistencia de estas hemorragias.
Otras situaciones predisponentes son los diferentes tipos de rinitis (clásicamente la alérgica y catarral), infecciones, la manipulación nasal (dicho de otra manera, meterse el dedo en la nariz en los niños y no tan niños), y el abuso de alcohol. En los casos en los que se identifique una etiología clara, el tratamiento de la epistaxis será el de la patología que la causa, en el resto de los casos.
La aplicación de diferentes pomadas nasales e incluso vaselina estéril, hidrata y protege esta mucosa dificultando su ruptura. Aunque generalmente estas hemorragias son autolimitadas, no es raro que precisen ser controladas por médicos mediante diferentes tipos de taponamiento y, en contadas ocasiones, precisan de intervención quirúrgica o embolizaciones arteriales.
Si bien las epistaxis suelen tener una etiología benigna, si estas persisten o son muy abundantes, es necesario que el paciente sea explorado por un especialista en otorrinolaringología para descartar cualquier otro proceso grave.