Al exponerse a un estímulo sonoro por encima del umbral de tolerancia de sus oídos ha experimentado un trauma acústico. Es decir, un sonido con más de la energía necesaria para generar una sensación auditiva ha dañado su oído interno causando un zumbido (conocido clínicamente como tínitus o acufeno) y, con una elevada probabilidad, una pérdida de audición.
Existe una relación entre la intensidad del sonido y el tiempo de exposición con el daño sufrido. De una manera muy resumida, podemos dividir el traumatismo acústico en agudo o crónico.
El traumatismo acústico crónico hace referencia a una exposición a un sonido excesivo durante varias horas, varios días y se suele tratar de una enfermedad profesional. El caso por el que se pregunta se trata de un traumatismo acústico agudo.
Se pueden deber a un ruido de impulso (como un disparo o un estallido de un petardo) o a un ruido continuo de alta intensidad durante minutos u horas (concierto de música, discotecas…).
La recuperación completa se suele producir en un 20% de los pacientes. En el resto es frecuente que quede alguna secuela, ya sea un acufeno o una pérdida de audición.
Es recomendable acudir a un especialista en otorrinolaringología ya que, si el traumatismo acústico se ha producido hace menos de 72 horas, se podrá iniciar un tratamiento que mejorara el pronóstico y, si este no es el caso, siempre podrá cuantificar el grado de la lesión y aconsejar en de que manera se puede proteger la audición.