El cuadro al que hace referencia es el de una otitis seromucosa. El oído se divide en tres partes: oído externo (pabellón auricular y conducto auditivo externo), oído medio (membrana timpánica, caja del tímpano, trompa de Eustaquio, cadena de huesecillos y mastoides) y oído interno (cóclea o caracol).
Esta es una patología que asienta en el oído medio en la que se produce una inflamación de la mucosa y una ocupación del mismo por un fluido de características serosas y/o mucosas.
Es una patología relativamente frecuente en la infancia, sufriéndola un 40% de los niños de 2 años y un 20% a los 5 años. Se puede deber a una mala función de la trompa de Eustaquio (que mantiene un equilibrio de presión a ambos lados del tímpano) o a una secuela de un proceso inflamatorio de las vías respiratorias altas, otitis media o cuadro alérgico.
El 50% de los casos se resuelve espontáneamente en tres meses y se suele favorecer mediante tratamiento médico que consiste en antibióticos inicialmente, antinflamatorios, esteroides y descongestionantes.
El tratamiento quirúrgico mediante adenoidectomía (quitar las vegetaciones) y colocación de drenajes transtimpánicos (unos tubitos de muy pequeño tamaño que atraviesan el tímpano y que no se ven desde fuera) estará indicado en los casos que no se resuelven espontáneamente o con tratamiento, que presentan una pérdida de audición superior a 20-30 decibelios, retraso en la adquisición del lenguaje, malformaciones craneofaciales, otitis media aguda de repetición y en aquellos en los que el proceso comience a generar un daño crónico irreparable. De tal manera que, aun siendo una patología común y de fácil manejo, resulta fundamental el correcto manejo y seguimiento para evitar complicaciones.