El hipo o singulto se produce por contracciones involuntarias y espasmódicas de los músculos inspiratorios fundamentalmente el diafragma, asociada con un cierre retrasado y brusco de la glotis causando un sonido característico. Generalmente se trata de un proceso benigno, transitorio (suelen durar entre diez y quince minutos) y con frecuencia su causa no es conocida, aunque casi nunca esconden detrás una enfermedad crónica o una alteración grave en la salud infantil.
En niños de corta edad, el hipo es muy frecuente y parece ser debido a la distensión del estomago por aire o de alimento. Es habitual después de llorar, por uso de chupetes de tamaño inadecuado, problemas para agarrar el pezón o reflujo de alimento (frecuente en bebes).
Los episodios de hipo son habituales en niños sanos, duran poco tiempo y no requieren atención médica. A veces se produce por situaciones que provocan una dilatación del estomago por comidas copiosas o ingesta de bebidas gaseosas. El reflujo del contenido ácido del estómago provoca irritación esofágica y puede ocasionar episodios de hipo.
Hipo crónico
Cuando el hipo dura más de 48 horas o se presenta en forma de ataques recurrentes hablamos de hipo crónico. En estas situaciones se recomienda una valoración medica que permita descartar problemas digestivos, neurológicos, pulmonares o psiquiátricos.
Las crisis cortas de hipo suelen desaparecer espontáneamente. Si esto no ocurre se pueden intentar alguno de los métodos simples tradicionales como maniobras respiratorias (aguantar la respiración con extensión del cuello, beber un vaso de agua rápidamente, maniobras de Valsalva, hiperventilación), estimulación nasal y faríngea (presión en el puente nasal, tracción de la lengua, estimulación de la pared posterior de la faringe…), estimulación vagal (compresión ocular, masaje carotídeo, etc.), compresión bilateral del conducto auditivo externo y los clásicos sustos.
En caso de que estos métodos no sean eficaces se debe indicar un tratamiento médico. Ante un caso de hipo crónico son numerosos los tratamientos, la mayoría de ellos con escasa efectividad que se han intentado para su tratamiento. En estos casos es necesario realizar un estudio exhaustivo de las posibles causas con el fin de iniciar un tratamiento etiológico.