Los cálculos de riñón o litiasis renales se producen cuando la orina se sobresatura de ciertas sustancias capaces de cristalizar y formar pequeños cristales que se convierten en cálculos. Los cálculos más frecuentes son los de calcio, que al unirse a sustancias como oxalato, fosfato o carbonato forman la litiasis. También hay cálculos de cistina, estruvita (relacionados con infecciones de orina) y cálculos de ácido úrico.
Tras un primer episodio de litiasis renal más del 50% de los individuos presentarán un segundo episodio en los próximos 10 años.
Estos cálculos pueden estar asintomáticos, producir infecciones de orina, hematuria o cólicos nefríticos cuyo principal síntomas es un el dolor intenso en abdomen o en un costado y que se suelen acompañar de molestias urinarias
Cuando tenemos un cólico de riñón no hay que forzar la hidratación, dado que si aumentamos el aporte de agua, el riñón produce más orina, que al pasar al uréter lo dilata más e incrementa el dolor. Así pues la hidratación debe ser moderada y una vez se haya controlado el dolor, se aumentará para que la orina pueda arrastrar la litiasis.
Hay estudios que indican que en personas que han tenido cálculos de riñón el aumentar el volumen de orina, mediante una ingesta crónica de al menos 2 litros de agua al día, se diluyen sus componentes y se disminuye el riesgo de cristalización. De esta forma podemos contribuir a prevenir la aparición de nuevos cálculos de riñón, sin que ello implique efectos adversos. Una parte importante de esta ingesta hídrica debe de ser por la tarde dado que la orina incrementa su concentración durante el sueño
Como recomendaciones generales se considera que la mejor manera de prevenir la aparición de litiasis es mediante una correcta hidratación, con una ingesta de agua diaria de 1,5-2 litros como mínimo. Además de limitar la ingesta de comidas copiosas ricas en proteínas, especialmente si tienen niveles elevados de ácido úrico.