En la menopausia, como a cualquier edad, el ejercicio físico es beneficioso; pero existen algunas peculiaridades propias de esta etapa femenina. Me voy a centrar en tres aspectos que me parecen importantes:
1.- Problemas cardiovasculares. Aumenta el riesgo de padecerlos, al disminuir la cantidad de estrógenos en el organismo (que nos proporcionaban cierto grado de protección frente a estas enfermedades). Lo mejor es el ejercicio aeróbico; ya sabes, carrera suave, bici con poca carga, caminar rápido… La natación no es el ejercicio idóneo, porque puede aumentar el riesgo de osteoporosis.
2.- Osteoporosis. Disminuye el calcio de nuestros huesos, aumentando el riesgo de fracturas. Para evitarlo, lo indicado es la tonificación muscular y el trabajo contra resistencia. Puedes usar las máquinas del gimnasio o unas mancuernas, realizando muchas repeticiones de cada ejercicio, con poco peso.
3.- Otros síntomas tremendamente molestos aunque menos graves, como los sofocos, mareos, cansancio, etc. podemos aliviarlos por ejemplo practicando yoga. Ten en cuenta que no todas las posturas son buenas para todo el mundo, pudiendo empeorar nuestras dolencias. Hay muchas corrientes diferentes dentro de la disciplina del yoga. Te recomiendo una escuela que imparta yoga orientado a enfermedades. Infórmate antes de comenzar.
No se trata de que pases todo el día haciendo ejercicio; simplemente distribuye los tres tipos que hemos comentado, a lo largo de la semana. Cada día una cosita.
Con estas tres disciplinas, obtendremos un gran beneficio en la nueva etapa de la vida que iniciamos ahora. No todo tiene que ser malo, y además podemos hacer mucho por nosotras mismas con pequeños esfuerzos sencillos. La solución no siempre está en las pastillas.
Seguro que te sientes mucho mejor.