El ejercicio ayuda a controlar el sobrepeso y es por ese camino, por el cual se reduce el colesterol. Para perder peso, tenemos que “gastar” (deporte) más de lo que consumimos (dieta). La suma de ambos factores nos hará adelgazar. Pues bien, el ejercicio físico afianza esa pérdida de peso lograda, consiguiendo que no lo recuperemos.
Pero hay que especificar qué tipo de ejercicio, porque no todos tienen los mismos efectos sobre el organismo. La actividad física moderada y de larga duración (aeróbica) es la que obtiene dichos beneficios.
Por otro lado y hablando ya expresamente del colesterol, cabe señalar que existen varios tipos del mismo: el “malo” (LDL colesterol) y el “bueno” (HDL colesterol). El objetivo es disminuir el malo y elevar el bueno. Pues bien, el LDL se disminuye con una dieta adecuada (el ejercicio físico no tiene prácticamente efecto en este sentido) mientras que el HDL colesterol o “bueno” se puede aumentar con la actividad de tipo aeróbico que comentábamos antes: ejercicios de larga duración y baja intensidad.