En el caso de la diabetes, lo indicado es el ejercicio aeróbico (de baja intensidad y larga duración, movilizando grandes grupos musculares) a ser posible todos los días de la semana. Como norma general, conviene descansar mínimo un día de la misma pero los diabéticos, van a obtener beneficios adicionales si practican los siete días.
La actividad física regular, además de ayudar a controlar el peso (fundamental en esta enfermedad) mejora el control del nivel de azúcar en sangre, disminuyendo las necesidades de insulina o de pastillas. Por este motivo es importante que, al menos al principio, se lleve un estricto control médico; si no es posible realizar el ejercicio bajo supervisión médica, por lo menos consultar con él con frecuencia, llevando a cabo controles de glucemia por parte del personal de enfermería, que son los que realmente hacen el seguimiento de estos pacientes; para ir ajustando las dosis de medicación necesarias, evitando así la aparición de efectos secundarios peligrosos tanto por exceso, como por defecto.
Por tanto como digo siempre, elegir la actividad física que más nos guste y mejor se adapte a nuestra situación, pues hemos de hacernos a la idea de que va a ser para toda la vida. Y practicarla, a ser posible, todos los días de la semana durante una hora cada día. Si no estamos acostumbrados al ejercicio, empezaremos poco a poco aumentando el tiempo de práctica de forma progresiva, hasta llegar a la hora estipulada.