Antes de la Era Open
Tenemos que entender el tenis de una forma distinta a como lo entendemos hoy y los Juegos Olímpicos de una forma muy diferente a lo que hoy son. Por entonces, el deporte no era profesional y sencillamente poder hacer un viaje intercontinental para poder competir en un evento de esta magnitud era una cuestión únicamente de privilegiados. De tal manera que los jugadores que competían por sus respectivas selecciones eran más representantes de la alta nobleza, con virtudes para jugar al tenis que deportistas profesionales como hoy los conocemos. El espíritu del Barón de Coubertin: Lo importante era participar.
Nada mejor para reflejar este concepto que conocer la biografía del primer medallista de oro en la competición individual de tenis masculino: John Pius Boland. Ganador en 1896 en Atenas. Representante de la nobleza británica, este irlandés acabó formando parte del Parlamento Británico. La plata fue para el jugador local Dionysios Kasdaglis. Por entonces, el bronce era para los dos semifinalistas que cayeron derrotados: Momcilo Tapavica, (húngaro), y otro griego: Paspatis.
En los Juegos Olímpicos de París, en 1900, aparecieron los primeros mitos olímpicos del tenis. Los hermanos Doherty no sólo fueron una eminencia en Gran Bretaña, sino que fueron pioneros en reclamar la atención del tenis y de los Juegos Olímpicos. La medalla de oro individual la ganó Laurence, aunque Reginald siempre fue considerado mejor que su hermano. Todas las medallas a nivel individual las coparon jugadores británicos: Laurence ganó el Oro, Harold Mahony la plata y, además del hermanísimo, también Arthur Norris se hizo con la otra presea de bronce.
Reginald Doherty fue considerado número 1 del ranking mundial en 1897, ganó 4 veces Wimbledon (1897, 1898, 1899 y 1900, y una vez el US Open. De hecho, fue el primer jugador que ganaba un Grand Slam lejos de su país natal. Junto con su hermano ganó el Oro en la modalidad de dobles y repitió en 1908 en la misma modalidad.
También ganó el Oro en 1900 en la modalidad de dobles mixtos, consagrándose como una de las grandes leyendas olímpicas con 4 preseas, 3 de Oro. Los Doherty, fueron, sin duda, la primera leyenda tenística olímpica.
En St. Louis 1904, al igual que en París, pero este caso, con protagonismo estadounidense, los norteamericanos acapararon todas las medallas olímpicas a nivel masculino individual. Beals Wright fue Oro, Robert LeRoy Plata y Alphonzo Bell y Edgar Leonar los dos bronces.
En 1908, (en Londres), el británico Josiah Ritchie consiguió el Oro contra Otto Froitzheim, que fue plata y Wilberforce Eaves consiguió el bronce. Los tenistas que consiguieron el Oro en los años sucesivos hasta 1924, nunca fueron dominadores claros del circuito: Charles Winslow en 1912 en Estocolmo, Louis Raymond en 1920 en Amberes o Vincent Richards en 1924 en París. Sin embargo, el sudafricano Winslow fue el primero en repetir presea en dos Juegos Olímpicos de forma consecutiva en el capítulo individual tras su Oro en Estocolmo y su bronce en Amberes.
La Era Abierta
El tenis salió del programa olímpico durante un largo periodo en los Juegos Olímpicos pero volvió en Seúl 1988. El número 1 del ranking mundial era Ivan Lendl, y el segundo Wilander. Stefan Edberg, dado que no acudieron ninguno de los dos era el máximo favorito. Los cabezas de serie, uno, (Edberg), dos (Mayotte) y tres (Mecir), estuvieron en las medallas y Brad Gilbert (5), también. El checoslovaco levantó un partido impresionante a Edberg, (entonces se jugaron todos los partidos, hasta la final, a 5 sets) y después volvió a sorprender a Mayotte para hacerse con el Oro.
En Barcelona 1992 llegaban los mejores jugadores del mundo, con un ranking que en nada se pareció a la entrega de medallas. Courier era el número 1, Edberg partía como segundo cabeza de serie y el mismísimo Pete Sampras era el 3. Los favoritos, en cualquier caso y por la condición de pistas de tierra batida, daban como favoritos a los Courier, (bicampeón en Roland Garros), Edberg, Michael Chang, Thomas Muster o Sergi Bruguera. Nada que ver. El suizo Marc Rosset fue el mejor del torneo con mucha diferencia. Primero eliminó a Courier, más adelante a Emilio Sánchez Vicario y concluyó coronando el Oro tras tumbar a Ivanisevic, (el último cabeza de serie que quedaba en semifinales) y a Jordi Arrese en la final. El grito más conocido de aquella competición fue el de: “Arrese, arrasa. Arrese, medalla”. Al final, la plata fue muy bien recibida por la delegación española y Roset consiguió el mayor logro de su carrera deportiva.
En Atlanta 1996, Andre Agassi hizo buenos los pronósticos y con la ausencia de Pete Sampras, y con su condición de local, consiguió el Oro. El torneo se disputó en las pistas rápidas americanas y parecía propicio para los sacadores, pero Sergi Bruguera fue la gran sorpresa del torneo. El catalán, que nunca había hecho grandes cosas en el circuito americano, volvía de una lesión y de una inactividad que le había dejado fuera, entre otras cosas, de ser cabeza de serie. Poco importó. Con un tenis muy sólido llegó a la final, donde ya no pudo con la pegada del insostenible Agassi. Leander Paes si hizo con el bronce tras derrotar al sorprendente Meligeni que había llegado a semifinales.
Sydney 2000 volvió a ser un torneo cargado de sorpresas. El Oro, finalmente, se lo llevó Kafelnikov, un tenista muy completo que fue competitivo en todas las superficies y que estuvo muy entonado toda la semana de competición. Su compatriota Marat Safin era el cabeza de serie número 1 y Guga Kuerten era la gran esperanza brasileña. Safin no pasó de primera ronda. Allí, Fabrice Santoro, (el mago), le derrotó tras levantarle un 1-6 inicial. Kuerten, que llegó a cuartos de final con Brasil, cayó ante Kafelnikov. Las sorpresas llegaron por todas las partes del cuadro: En octavos de final ya sólo quedaban tres cabezas de serie. En semifinales sólo el ruso, a la postre campeón. Tommy Haas consiguió la medalla de plata. Llegó a la final tras derrotar al joven Roger Federer que ya tenía un potencial enorme, pero también perdería el bronce contra Arnaud Di Pasquale.
En 2004 se vivió una de las grandes leyendas del tenis moderno. La maldición de Massú. Por 2004 Federer ya dominaba el circuito y Andy Roddick era el otro gran favorito. Se tenía muy presente la figura de Safin y se esperaban como amenazas Moyá (3) o Tim Henman (4). Nada que ver con la realidad.Massú hizo un torneo impecable. El tenis chileno vivió su semana de gloria. Tras algunas sorpresas, Massú cruzó con Moyá que estaba haciendo un gran torneo. Le ganó con facilidad para meterse en la lucha por las medallas en las semifinales.
Además de los chilenos, los estadounidenses coparon las semifinales. Taylor Dent, despachó a Berdych, que había sido el hombre más importante del torneo hasta el momento, y Mardy Fish también llegó a las semifinales tras un torneo impecable, aunque sufrió mucho contra Ferrero y Mirnyi. El doble duelo chileno-estadounidense en las semifinales fue el preludio a una final entre Fish y Massú. Partido épico que acabó remontando “El Nico” con la leyenda de su compromiso de dejar el tenis en activo y ganaba el oro. Lo ganó, pero no lo dejó. Por los motivos que fueran, no volvería a ganar ningún torneo más como profesional.
Si el partido por el Oro fue legendario, el partido por el bronce también. González ganó a Dent 16-14 en el tercero.
Los últimos Juegos, en Pekín, trajeron la decepción de la eliminación de Federer en cuartos de final por James Blake. Esto dejó la parte baja del cuadro muy dura, con una semifinal espectacular entre Nadal y Djokovic, y una parte más abierta con Fernando González y Blake por arriba. De nuevo El Bombardero de La Reina consiguió asegurarse la medalla tras derrotar al norteamericano, pero no pudo con Rafa en la final. Por su parte, Nadal había derrotado en una semifinal muy cerrada a Novak Djokovic que acabó haciéndose con el bronce.
2012 volverá a presentar a tres grandes favoritos, pero, como hemos demostrado, sólo Agassi ha conseguido ganar el torneo partiendo como primer cabeza de serie. Es el nuevo reto de Roger Federer.