A veces sufrimos de ansiedad sin saberlo y son los síntomas físicos los que nos hacen activar todas las alertas. La ansiedad es un transtorno mental que te afecta en todos los sentidos: a nivel físico, emocional y mental. Afecta tu estado de ánimo y tus emociones, tu comportamiento y tu forma de pensar.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no somos conscientes y son diferentes manifestaciones físicas las que nos hacen darnos cuenta de que algo no funciona en nuestra cabeza.
Cuando estos síntomas se manifiestan durante un espacio de tiempo prolongado, dice la neurociencia, las personas pueden padecer transtorno de ansiedad generalizada (TAG), que tiene dos consecuencias en los músculos: éstos se preparan para combatir el factor estresante o huir de él.
Esta respuesta del sistema nervioso simpático tiene su origen en el comportamiento inconsciente de nuestros antepasados ante lo que percibían en su exterior como un factor de peligro o amenaza, que activaba el reflejo de lucha o huida.
Lo que era un instinto que podía (y puede) salvarnos la vida se puede volver en nuestra contra cuando ese instinte se convierte en algo constante y cotidiano en nuestro día a día.
1. Estás continuamente nervioso e inquieto
Es uno de los síntomas más habituales, pero no el único. Si es tu caso, los terapeutas recomiendan realizar ejercicio regular (salir a correr, ir al gimnasio, practicar yoga o algún deporte…), ya que ayuda a aliviar los síntomas de la ansiedad.
En cualquier caso, es importante mantener el cerebro distraido: también puedes leer un libro, ver una serie, dar un paseo o salir a tomar algo con tus amigas y amigos en tus ratos libres.
2. Siempre estás cansado
Sentirse sin energía ni vitalidad, continuamente cansado, puede tener muchos motivos: mala alimentación, falta de descanso o estrés en el trabajo. La ansiedad está relacionada con los dos últimos puntos.
3. Tienes problemas en el estómago
La indigestión constante y la acidez de estómago no siempre se debe a lo que comes. Puede ser que el problema esté en tu cerebro.
La gente no puede correr distancias largas o realizar entrenamientos pesados con el estómago lleno.
Tu cuerpo intenta acelerar el trabajo de la digestión porque actúa bajo el mecanismo de actuación ante una amenaza o factor externo (una posible pelea, por ejemplo). El cuerpo se vuelve más ligero y aerodinámico, lo que facilita que la huida sea más rápida.
4. El maldito insomnio
Cuando tus ancestros percibían un peligro o amenaza en su entorno no se dormían y puede ser que a ti te esté pasando lo mismo, pese a que no haya peligro alguno que pueda acecharte.
Si tienes ansiedad y no puedes dormir, tu cuerpo y mente caerá en un bucle de mayor estrés. Y te costará más conciliar el sueño.
5. Rechinas los dientes y presionas la mandíbula
El bruxismo y al tensión muscular también son síntomas de la ansiedad.
6. Te tiembla y suda el cuerpo
La adrenalina envía señales al cuerpo y tus músculos está quemando tensión. Tu cuerpo responde moderando su temperatura sudando incluso cuando siente frío
7. Vives con miedo
El miedo activa los mecanismos insconscientes de lucha o huida.
Como decíamos al inicio del artículo, el miedo era una respuesta lógica para un humano prehistórico que necesitaba huir o ahuyentar a los depredadores cuando estaba en peligro, pero que en alguien con ansiedad en el acelerado mundo de hoy es sin duda algo que dispara nuestro estrés.
Para combatirlo, el deporte ayuda, así como apuntarse a pilates, hacer yoga o meditar durante 15 minutos al día. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.