Tiendas de ropa que huelen a perfume, con luces tenues, música relajante, plantas para crear ambiente y las prendas colocadas como si fuese un museo. Las tiendas físicas están aprendiendo a reinventar su formato de negocio para evitar que los negocios online les coman el terreno.
Al comprar online, los consumidores se fijan en criterios más objetivos: precio, especificaciones técnicas, descuentos y ofertas o el tiempo que tardan en llegarte a casa. Es más cómodo y también más fácil comparar precios, sin embargo, se pierde “el toque humano”.
Apelar a las emociones
Las tiendas físicas, sobre todo las de moda pero también tecnológicas o de complementos para el hogar, intentan recuperar ese toque humano que le falta a Internet. Según un informe de Retail Week Connect al que ha tenido acceso Teinteresa.es, “los consumidores buscan experiencias más allá de lo digital”.
¿Y en qué consisten esas experiencias? En apelar a las emociones de los clientes. “Si quieres comprar algo caro, quieres ir a la tienda, sentirte bien al comprar y llevarte el producto en una preciosa bolsa, todo envuelto”, dice el informe.
Música, personal shoppers y experiencias sensoriales
El 79% de los consumidores asegura que se siente más a gusto en una tienda en la que hay música. “Las tiendas con una atmósfera agradable anima a la gente a estar más tiempo, recomendársela a otros y preferirlo a comprar online”.
Otro de los valores añadidos de las tiendas físicas son los personal shoppers. Los dependientes ya no son solo los encargados de cobrar y dar las tallas que pidan los clientes. Se han transformado en asistentes personales que guían a los usuarios a través de las ofertas de la tienda. “Esta es la experiencia que deben ofrecer las tiendas ahora”, asegura Valentina Candeloro, de Mood Media.
Tres de cada cuatro consumidores asegura que hablar con un asistente de compra es una de sus principales razones para ir a una tienda física.
El modelo Apple
Es un sistema que las Apple Store han interiorizado. Las tiendas de Apple suelen ser diáfanas, sin paredes y muy luminosas; están ubicadas en grandes centros turísticos, como la que se encuentra en la plaza del Sol en Madrid, y sus productos se encuentran por toda la tienda preparados para que puedas jugar e interactuar con ellos.
Quien acude a una tienda Apple a probar un nuevo modelo de iPhone lo hace porque quiere tenerlo en sus manos y verlo antes de decidirse a comprar. Los dependientes reciben cursos de formación sobre las características de los productos y guían a los clientes en los nuevos modelos.
La estética y la interacción son básicas en el modelo Apple. Un sistema que no se mide por el bolsillo, sino por las emociones.