Cristóbal Montoro ha puesto en marcha toda la maquinaria del Estado para sacar unos nuevos presupuestos. El ministro de Hacienda ha anunciado que el próximo 4 de abril llevará al Congreso, para su aprobación, los miles de folios de la que es la ley más importante de todo Gobierno.
Surgen decenas de dudas: ¿Cómo va a sacarlo adelante si el PSOE se niega? ¿por qué ahora, si cuando se aprueben ya habrá transcurrido la mitad del año?? ¿Habrá algo para los catalanes?
Estas son algunas de las principales cuestiones que orbitan alrededor de la incipiente batalla presupuestaria.
- ¿Quién va a votarles “sí”?
Todo parece apuntar a que, si salen adelante, será gracias al voto a favor de Ciudadanos, vascos (PNV) y canarios (Coalición Canaria, socio del PP, y Nueva Canaria, coaligado con el PSOE).
De ser así, quedaría en evidencia el argumento que usó el Partido Popular para presionar a los socialistas de cara a la investidura de Mariano Rajoy: no es necesaria la abstención del PSOE para aprobar las cuentas públicas; ergo no lo era para evitar las terceras elecciones.
El Partido Nacionalista Vasco podría votar sí por varios motivos. Para empezar, porque pudo sacar los presupuestos vascos gracias al apoyo del Partido Popular y está en deuda.
Además, puede dialogarse sobre el acercamiento de presos. “Son sólo 200”, asegura El Español que argumentan fuentes de Moncloa para justificar que el acercamiento ya no sea una línea roja.
El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha puesto la política penitenciaria como uno de sus objetivos de la legislatura. El anuncio de desarme definitivo de la banda terrorista, del que Urkullu avisó a Rajoy en persona, puede facilitar las cosas.
- ¿Qué postura va a tener la Gestora del PSOE, y qué pasa si gana Sánchez?
Y mientras, la batalla continúa en el PSOE. ¿Cómo van a encajar los tiempos de las primarias y los de la aprobación presupuestaria? El PSOE no tendrá líder definitivo hasta mayo, y las cuentas no estarán antes de junio.
Así que se puede dar la circunstancia de que la Gestora fije una posición inicial y luego esta sea modificada o matizada por el Secretario General electo.
Las fuentes socialistas consultadas, cercanas a Susana Díaz, aseguran que “su” Gestora va a promover un no, porque no pueden arriesgarse a apoyar nada con marca Rajoy tan cerca de las primarias.
Ignorarán así estos primeros meses de sintonía con el PP, en que han aprobado juntos el techo de gasto, el aumento del salario mínimo, el bono social de las eléctricas o los puestos del Tribunal Constitucional.
- ¿Habrá algo para los catalanes?
El Partido Popular podría aprovechar los presupuestos para dotar de contenido a la “operación diálogo” con Cataluña.
Tras las críticas de la oposición de que Moncloa no hace política para amortiguar los planes independentistas, Rajoy lanzó una campaña para atraer hacia sí los corazones de al menos una parte de los catalanes irritados con el Gobierno. Jorge Fernández Díaz ha salido de Interior. Soraya Sáez de Santamaría ha abierto despacho en Barcelona. Medidas cosméticas que, ahora, podrían verse respaldadas con dinero fresco. Por ejemplo, aprobando una partida presupuestaria para infraestructuras que incluya el “corredor” ferroviario del mediterráneo, uno de los principales reproches de los catalanistas.
- ¿Habrá un cambio de rumbo?
Los presupuestos son, en su mayor parte, copias de los de años anteriores. Las mayores partidas, como las pensiones, se repiten. Entonces, ¿para qué gastar “capital político” en unos presupuestos que sigan la línea de los anteriores?
Las noticias filtradas por el Gobierno en los últimos días apuntan a que puede haber sustancia en este plan de gasto.
Moncloa ya ha confirmado que se negocia con los sindicatos una ampliación de la oferta de empleo público de más de un cuarto de millón de puestos en los próximos tres años. Eso revertiría el objetivo de adelgazar al Estado y dejaría a España con 150.000 funcionarios más que cuando comenzó la crisis.
- ¿Puede ser una “cortina de humo”?
Si Mariano Rajoy quisiera adelantar las elecciones, un fracaso en la aprobación del presupuesto le daría la excusa perfecta. Pero, al mismo tiempo, puede encajar una derrota hasta que el PSOE aclare su futuro y, después, negociar unas buenas cuentas para 2018 con quien se quede con Ferraz.
“Da la impresión de que Montoro está haciendo un paripé político al anunciar unos presupuestos”, opina para este diario el ex presidente del sindicato de Inspectores de Hacienda y concejal socialista por Madrid Julio Ransés Pérez. “Ya tenemos un presupuesto, el prorrogado del 2016, que puede ser adaptado mediante modificaciones al 2017. Esto, dado lo avanzado del ejercicio, y que sigue el mismo Gobierno, no es tan descabellado. Si, según el PP, fue bueno el año pasado, lo seguirá siendo. Desde el punto de vista del PSOE, si lo que presenta Montoro es malo, conviene seguir con el prorrogado, mejorándolo con las modificaciones que se aprueben en Cortes fruto del consenso”.
En esta línea concuerda José María Mollinedo, del sindicato de Técnicos de Hacienda Gestha: Hay muchas cosas que se pueden, dice, hacer sin necesidad de sacar un paquete completo de presupuestos, como aprobar cambios de impuestos (lo que ya ha sucedido con el de sociedades), aprobar normas legales que no requieran cobertura presupuestaria o, si se trata de ahorrar para cumplir con el déficit, simplemente no ejecutar parte de las partidas presupuestarias o transferirlas de un lado a otro.