El eterno debate de la productividad y la conciliación ya está sobre la mesa del Ministerio de Empleo. La ministra Fátima Báñez ha anunciado que propondrá en la mesa de trabajo del Congreso y a los agentes sociales que la jornada laboral básica termine a las 18.00 con la intención de mejorar la conciliación.
En general, los expertos han acogido con optimismo esta posibilidad aunque aseguran qeu para lograr una racionalización real de los horarios laborales hay que cambiar la mentalidad de empresas y ciudadanos.
Cambiar la ley no basta
El Gobierno ha propuesto así abrir la negociación colectiva para ir reduciendo poco a poco las jornadas de trabajo en España que son de las más largas de Europa. Pero el diablo está en los detalles: no sirve de nada que los oficinistas salgan a las seis si los colegios salen antes y las tiendas cierran a la misma hora.
En este sentido la titular de la Cátedra Mujer y Liderazgo de IESE, Nuria Chinchilla, asegura que hay que incentivar económicamente a las empresas que implanten los horarios ya que por ahora la medida se perfila como «voluntaria».
Habitos muy arraigados
Es el ejemplo de Cataluña, explica Chinchilla, que cuenta con «empresas pioneras» en adelantar el horario, al tiempo que ha insistido en «la importancia de hacer todos todo al mismo tiempo» por lo que, a su juicio, hay que «involucrar a todos los sectores, como educación, cultura, servicios e industria, para que todo encaje«.
Para ello, ha reclamado «incentivos para combatir hábitos que están muy arraigados en la mentalidad, como cuando en su día se prohibió fumar en las empresas«. «Pero para que esto sea real, además tiene que haber una campaña de sensibilización y poner buenos ejemplos», ha aseverado.
Cambiar el mercado laboral
La profesora Anna Ginès, experta en derecho laboral de ESADE Law School, también ha realizado «una valoración positiva» del anuncio de la ministra aunque se ha mostrado convencida de que «va a tardar, no va a ser una reforma de hoy para mañana porque una de las características del mercado laboral español es que las jornadas laborales son muy largas y los empleados pasan mucho tiempo allí, sometidos a un ritmo de trabajo elevado, lo que no se traduce en ser más productivos».
«Somos el país con menor tiempo de descanso entre el fin de la jornada y el inicio de la otra por lo que reducir la jornada redundará en beneficio de los empleados, al mejorar su tiempo de descanso», dice. Además, hay que recordar que, en la actualidad, muchas familias recurren a mecanismos como la reducción de jornada o excedencias, lo que supone una reducción de ingresos y tiene un impacto de género importante pues suelen ser las mujeres las que recurren a esta vía como fórmula para atender sus responsabilidades familiares lo que repercute en su carrera profesional».
En las administraciones, las aulas y las televisiones
En cuanto a la posibilidad de tomar como ejemplo a otros países europeos, ha optado por países del entorno, como Francia o Italia, donde lo extraño es quedarse hasta las 8 de la tarde, en línea con el presidente de Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), José Luis Casero, que ha afirmado que «el modelo francés o alemán se podrían desarrollar en España».
Casero también ha asegurado que el anuncio de Báñez «no deja de ser un compromiso del Gobierno» aunque ha reconocido estar «expectante de que el proceso se inicie». «Hay una voluntad de pactar y discutir sobre estas medidas para las que se reclama liderazgo político que no premie al que calienta la silla», ha aseverado.
En cuanto a la »hoja de ruta» para implantar estas medidas, ha precisado que «hay que hacer las cosas paso a paso» por lo que ha sugerido la creación de una comisión o consejo con miembros del ámbito político y agentes sociales de distintos ámbitos con el fin de impulsar el teletrabajo, implantar medidas fiscales para grandes y pequeñas empresas –como la rebaja en el Impuesto de Sociedades y en el IRPF para las empresas que favorezcan la conciliación– o lograr que las televisiones adelanten el »prime time». «La conciliación no es negociable, lleva mucho trabajo pero tiene que afectar a todos e incorporarlo en el día a día», ha reiterado.
Un cambio cultural a largo plazo
Por su parte, la presidenta de Fundación máshumano, María Sanchez-Arjona, ha afirmado que el cambio en la jornada laboral «tiene que ir respaldado por las administraciones» al tiempo que ha subrayado que «todo tiene que ir reforzado por pautas, acciones de formación para promover la conciencia y cambiar la forma de trabajar, como instaurar la flexibilidad a la entrada o la salida del trabajo».
«Se trata de abordar este proceso como un cambio cultural y ayudar a alcanzar estas metas. Los horarios son los que son y hay sectores como el comercio donde será más difícil pero en la Administración se pueden hacer cosas. La sociedad española tiene reticencia y miedo a los cambios cuando con pautas se puede llevar a cabo de forma correcta, con corresponsabilidad tanto por parte de las empresas como de las personas», ha puntualizado.
Por el contrario, el economista de IE Business School, Rafael Pampillón, ha asegurado que esta propuesta del Ejecutivo «no es un tema urgente ni importante» ya que, en su opinión, «no soluciona el problema del empleo en España, cuya solución pasa, en parte, por mejorar las cualificaciones de los empleados o incorporar a los jóvenes al mercado laboral».
«La cultura de tener un horario fijo y un sueldo fijo no es buena para la economía porque el trabajador no va a tener alicientes y poner el foco en que el horario acabe a las seis creo que es una medida populista que busca contar con apoyos para aprobar los presupuestos», ha lamentado.