Pequeños, muy pequeños y grandes. Verdes, rojos, tostados y negros. Pero todos de piel. Así son los bolsos Ottaki.
Una marca que no ha cumplido los tres meses de vida y ya ha facturado 35.000 euros. Española de pura cepa, afincada en Barcelona. Un orgullo para su fundador, Eugenio Canals de Echenique, que lo dejó todo para colgarse uno al hombro.
Este joven de 24 años dejó su trabajo en Kantox, gestión de divisas y del riesgo de cambio, para dedicarse “full time” a Ottaki.
Con el entorno dividido entre los que le empujaban a la aventura y los que le recordaban que una nómina a fin de mes es una buena almohada, tanteó el terreno de la venta de bolsos online con una partida de 3.000 euros que recuperó en una semana. “Vi que había negocio, otras empresas hacen sudaderas, gafas… pero no bolsos”. «Quise emprender».
Un equipo de cinco forma las vigas de esta marca que ha elegido fabricar en Italia (“buscamos la calidad europea”) y las redes sociales como escaparate (“nuestro boom ha sido Facebook”).
¿Algo más qué bolsos? Canals de Echenique adelanta que las mochilas aparecerán dentro de poco en la web y que seguirán la línea de los bolsos. La piel por bandera.
Precio, calidad y entrega
Diseños parecidos a los que se pueden encontrar en otras tiendas más conocidas como Zara o Mango pero que disfrutan de tres variantes: el precio, la calidad del producto y el delivery: en menos de 24 horas el cliente tiene el bolso en su casa. Para ello, Ottaki cuenta con una asesora de producto con una dilatada experiencia en una de las principales firmas de moda a nivel internacional.
Las dietas détox han terminado con el auge del fastfood para acoger el fastfashion. Moda rápida. “El bolso que tenemos ahora en la web es posible que dentro de dos meses no lo encuentres. Nos adaptamos muy rápido a lo que quiere el cliente. Cosas nuevas”.
Los bolsos son extensiones elegidas a conciencia por las mujeres. Nadie hurga en el bolso de una mujer. Un tesoro para quien lo lleva puesto que, según dicen los esclavos de este arte, dice mucho de una. Así que Ottaki, con un amplio público que va desde la adolescencia hasta la menopausia, pretende asentarse en nuestro país para en breve llegar a Portugal, Francia e Italia. Lo que empezó como un hobby, pasó a ser un negocio con algún que otro traspiés como la falta de género mientras subía la demanda y se ha convertido en un complemento que dentro de poco se podrá ver de la mano de las instagramers.