“Deutsche Bank es la única gran entidad de Wall Street que ha continuado prestando a Donald Trump y sus empresas tras cada una de las seis bancarrotas de los negocios de Trump”. Es una de las frases más contundentes de una carta que han enviado congresistas demócratas estadounidenses a los investigadores federales, según The Wall Street Journal.
Advierten de que el magnate podría aprovechar para favorecer a la entidad alemana en su disputa con el ministerio de Justicia, que busca más de 12.000 millones de dólares de multa para cerrar la acusación contra el banco por fraude hipotecario durante la crisis financiera.
Los demócratas, liderados por los representantes Maxine Waters de California y Carolyn Maloney de New York, han advertido de que el nuevo presidente va a tener “multitud de ocasiones para beneficiar sus negocios”.
Donald Trump había dicho que va a transferir el control de sus negocios a sus hijos, pero este martes se contradijo y aseguró que no es probable que se desvincule totalmente de su imperio. Asegura que “la ley le protege” y que un presidente “no puede tener conflictos de interés”, según el New York Times, aunque no ha querido responder a la carta de los demócratas.
Deutsche Bank, el banco “maldito”
El alemán Deutsche Bank (DB), el mayor banco de inversión europeo, con sede en Frankfurt, ha sido uno de los protagonistas de la crisis financiera internacional. Era la entidad europea que más derivados inmobiliarios tóxicos tenía de Estados Unidos en la crisis de las subprime. Por todo ello, y por sus problemas con la justicia estadounidense, sus acciones han perdido más del 50% de su valor.
El 16 de septiembre se desplomó en bolsa tras el anuncio de que Estados Unidos le pedía 12.000 millones de euros para cerrar un litigio por su participación en el fraude de las hipotecas basura: la venta, antes del estallido de la crisis de 2007, de créditos inmobiliarios (denominados RMBS) sabiendo que eran “tóxicos”. Se trataba de la mayor multa a un banco, muy por encima de los 8.500 millones de euros del banco francés BNP Paribas en 2014, o los casi 5.000 millones de Goldman Sachs, estos por haber violado embargos estadounidenses
Desde entonces se ha especulado con un posible rescate por parte del Gobierno de la canciller alemana Angela Merkel, que no se ha producido.
“El principal problema del Deutsche Bank es que la dirección del banco ha favorecido la asunción excesiva de riesgos en banca de inversión, hasta alcanzar una exposición a activos de riesgo muy elevada, y todo mientras desatendían el resto del negocio”, explica a Te Interesa José Lizán, gestor de SICAVs de Auriga. “Durante los últimos 4 años han pagado 11,5 millones de euros bonus (que fomentan el riesgo) a sus directivos, mientras publicaban pérdidas por 4.500 millones, lo que te deja entrever que es un banco dirigido con una estrategia: ganar dinero para sus empleados, no para sus accionistas”. Ahora el banco tiene unas importantes necesidades de capital.
Precisamente en ese incentivo de las operaciones de riesgo es donde encajan los préstamos de dinero a Donald Trump.
Mientras Citigroup, J.P. Morgan Chase o Morgan Stanley dejaron de financiarle en los noventa, tras sus bancarrotas, el Deutsche ha participado en préstamos por valor de 3.500 millones de dólares a las empresas del imperio Trump, o afiliadas, desde 1998, según The Wall Street Journal: 125 millones en 1998 para un edificio en Nueva York, 468 millones para el hotel y el casino en Atlantic City en 2003, 640 millones para la Torre Trump en Chicago, 125 millones para el campo de golf en Miami, 950 millones para un edificio de lujo en Manhattan y 170 millones, ya en 2014, para la compra de un edificio antiguo en Washington.
El diario se puso en contacto con Ivanka Trump, mano derecha de su padre en la Trump Organization, y ella ha negado la mayor: “Las mayores instituciones financieras están constantemente haciéndonos propuestas, pero no necesitamos financiación porque tenemos enormes cantidades de dinero”.
En el ataque preventivo de los demócratas se pone especial énfasis en los cargos designados por el president para los distintos ministerios: el de Justicia, el de Hacienda y otras seis agencias. “Pedimos que pongan especial atención a los cargos de designación política en sus agencias […] y que monitoricen continuamente su actuación para mitigar los conflictos de interés que van a aparecer de forma inevitable”.